Como se ha venido desarrollando en anteriores publicaciones, el uso del agua requiere una mejora en su gestión, tanto para el consumo humano, como para actividades productivas tales como las silvoagropecuarias. En ese sentido, la formación de profesionales en esta área tiene mucho que decir en cómo se incorpora mano de obra calificada, que abra la posibilidad de innovar en la gestión del recurso, en estas actividades.
La metodología utilizada en esta publicación, relaciona semánticamente los nombres de carreras superiores relacionadas a las actividades agrícola, forestal y también medioambiente, dentro de la base de datos de titulados el 2018 del Ministerio de Educación.
A partir de esta identificación de carreras, fue posible seccionar los titulados por región. En la siguiente imagen es posible observar una marcada concentración de titulados en la Región Metropolitana, con más de 1,400 nuevos profesionales el año 2018, dejando muy atrás regiones como Aysén o Arica y Parinacota, que solo generan en sus territorios entre 25 y 205 profesionales.
En la siguiente imagen, la cual excluye a la Región Metropolitana, se potencia aún más la idea de que en las regiones centrales se concentra la formación de profesionales relacionados con las actividades silvoagropecuarias; esto tiene una relación directa con las regiones que poseen una mayor población, tales como la Región de Valparaíso y la Región del Bío Bío. Adicionalmente, se observa que en las regiones extremas del país la cantidad de titulados en estos aspectos es baja, estando entre los 25 y los 124 titulados para el año 2018.
Se deduce que, por la gran cantidad de titulados existente en la Región Metropolitana en comparación con las otras regiones, estos profesionales tendrán que migrar para ocupar plazas laborales hacia otras regiones, con una mayor vocación silvoagropecuaria; tal es el caso de la Región de O’Higgins, del Maule y La Araucanía (de acuerdo a lo revisado en publicación anterior del PIBR), provocando una relación de dependencia territorial con la Región Metropolitana en primera instancia y luego con las regiones de Valparaíso y Bío Bío. Esto remarca el centralismo en la educación superior.
Tal distancia productiva y de formación de profesionales, conlleva una desconexión entre los procesos formativos y los procesos productivos, que complejiza la visualización de mecanismos de mejora en la gestión de los recursos hídricos con, al mismo tiempo, mejoras productivas al sector. Esto pues, se comprende que cada territorio, en este caso regional, tiene sus propias dinámicas productivas, sociales y medioambientales.
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